miércoles, 3 de febrero de 2016

LA VIDA, UN CUADERNO DE BITÁCORA...


Enciéndeme la luz para no ver mi propia oscuridad le dijo a la luna…

Nuestra vida podría llevar la condición de “cuaderno de bitácora”, en él, anotamos las rutas inesperadas que asaltan nuestro mapa particular sin tener en cuenta cuan nos puede importar los cambios innegociables... Esas mismas rutas, a veces, nos hacen mirar al cielo implorando aquellas cosas que nos acunen el alma como la calma de un mar, la esperanza del encuentro con un horizonte que acerque orillas, todo esto junto al deseo de una navegación placentera digna, eso sí,  de ser plasmada entre los renglones de una historia. Tal vez, con una odisea repentina, es difícil escaparse a esta posibilidad, las sacudidas intermitentes  terminan siendo familiares en nuestro rol humano. Es probable que nuestra historia termine convertida en el armario donde guardamos las vicisitudes de nuestras vivencias…

Hace ya un tiempo que contemplo los espacios en blanco alojados en mi mente, estos  martillean con pensamientos fosforescentes tratando de llamar mi interés sin éxito. Ellos imprimen cierta dosis de nostalgia aderezada con una extrema rebeldía, propia de una vida que se empeñan en mover los trazos de un mapa que el libre albedrio otorga sin recelo. Sin embargo, quisiera almacenar en esos espacios todo aquello que dicen que enseña, dar cobijo, como ocupas sedientos de afectos que quedan atrapados en otra piel, a las rememoraciones que alivian mi espíritu y endulzan con olvidadas sensaciones la creencia de aquello que dice;  lo mejor, aún queda por llegar…

Cuando era niña, el cielo era el lienzo en blanco donde dibujaba las escenas de una vida. Cada momento reservado a la experiencia futura, llevaba consigo aromas a jazmín que me traían las olas de una experiencia y dejaba de manifiesto la ilusión y el deseo de lanzarme al vacío extendiendo las alas de la imaginación con el ímpetu que te dan los primeros año sin abandonar la creencia, aunque solo sea  por una fracción de segundos, que nada es estático y por oscuros pasillos que recorramos, la luz nos atrapa si creemos poseerla…

Hoy, en ocasiones, cuando abro los ojos mis manos instintivamente me llevan a levantar unas sábanas para esconderme bajo ellas; existen nubarrones que asechan la vulnerabilidad de un instante, dictadores emocionales que asaltan tu tranquilidad con la falsa convicción de ser dueños y testigo de tu derrumbe. Pero siempre, tu esencia vence con la guerrera que impone la bandera de “aun no me has ganado”

…Y, he aprendido además, que para andar por los caminos de una vida, es imprescindible llevar un equipaje ligero a prueba de golpes que te hagan doblar las rodillas, con complementos que desarrollen la habilidad de secar de un manotazo lágrimas de impotencia cuando eres invisible a los que dictan leyes, imponen criterios, abanderan causas injustificadas, es decir, cuando la palabra “derechos” se sustituye por un “usted solo es un número, una letra y un ser anónimo a los ojos del poder…” 

En definitiva, mí aprobado como mortal depende de dos cosas, una: si aceptas ciertas normas, mueres… y la otra, aunque vive en el exilio lejos de las contemplaciones por ser la estrella, si te rebelas, ganas tu propia batalla.

Así que, mi querida Juana de Arcos, tú que habitas en todas las mujeres… ya sabes, aunque te quieran quemar en la hoguera, recuerda que, renunciar y claudicar, aniquila cualquier oportunidad de visibilidad y recompensa…

La acrobacia de la vida, no siempre se domina a la primera, ni a la segunda, pero con la práctica, lo logras…


Esther Mendoza.

1 comentario:

  1. Me gusta tu forma de escribir,lo que transmites,me llega lo sutil de la palabra, me gusta

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