Me acerqué al bullicio de una
estación, compré un billete a cualquier parte y viaje con mi maleta repleta de
sueños…
Te confieso que hay momentos en donde desearía correr y alzar el vuelo en un impulso atrevido sin preguntas ni respuestas, tan
solo, salir al encuentro de un sueño que late, que vive y anhela tener su
tiempo…
Temes que no regrese, más te digo
que las huidas no tienen retorno… sin embargo, quisiera
tachar de mi lista de "pendientes" asignaturas que no quiero dejar para otra
vida, para otro momento mientras veo pasar el tiempo inexorablemente
recordándome la brevedad de los instantes y lo efímero de las oportunidades…
Quien ama generosamente entenderá sus silencios y las escasas palabras que salen de su boca; solo quien duda creerá ver tenebrosos titulares en una mente revoltosa...
Los años me han enseñado que
nuestra existencia resulta ser un corto paseo con caminos que llevan por
senderos ávidos de ser abonados; todos y cada uno de ellos, ansían sueños que
afloren en realidades. El tiempo da frutos llamados vivencias y son precisamente
esos frutos los que merecen ser llevados a otra vida, si la hubiera...
Las experiencias son las únicas
protagonistas de cada historia personal con capítulos subrayados por acontecimientos
que llenan los recovecos del alma, al tiempo que, inundan el corazón, en ocasiones con múltiples
tiritas, y en otras, tatúan con agradecimientos, a cuantos sumaron y restaron en un "ahora". En cualquier caso, bien merece la pena salir al encuentro de "nuestro milagro", ese, que hable de nuestra fe en él...
Esther Mendoza.
Cierra los ojos y entenderás la brevedad del todo y lo efímero de un deseo...
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