jueves, 29 de mayo de 2014

EL PRIMER AÑITO DE SAMUEL...


Cuando los sueños despiertan, te das cuenta que nada es imposible…
 

Y así fue como el pequeño Samuel hizo realidad el sueño de unos papás.
Mi querido Samuel, hoy se cumple el primero de muchos años que te tocará vivir, por tal motivo, he querido expresarte lo que significas para mí.
Hay muchas clases de amor y entre ellas se encuentra la de “tía adoptiva”. Te aseguro que, lo de adoptiva sobra, el sentimiento es el mismo que tengo por aquellos que llevan mi sangre…
Junto a mamá y a papá, viví con ilusión tu llegada. Recuerdo que tras no muchas horas de espera, naciste. Te llevaron al nido y allí ¡te convertiste en el rey del lugar! No podía despegar mi cara del cristal, eras un bebé enorme y si no lo crees, pregúntaselo en unos años  a tu mamá…ella de ese día no se olvidará…
Debo decirte que durante éstos doce meses, he ido aumentando el álbum familiar con tus instantáneas, los videos han sido la prueba grafica del grandullón que estas hecho y motivo para que circulase entre mi grupo de amigas mostrándome de esa manera orgullosa de formar parte de tu historia. Tu sonrisa y anécdotas, han hecho que desapareciera de raíz en alguna ocasión mi tristeza; te aseguro que es más efectivo que un libro de auto ayuda.
Sé que eres y serás un chico especial. Tus ojos brillan de bondad, dulzura y generosidad, aprendes rápido y denotas una inteligencia sutil que cautiva. Tu fuerza y coraje se traducen en los incipientes gestos que apuntan manera de que vas a ser un hombre cabal, honrado y leal. ¿Qué cómo puedo saberlo..?, conozco a tus papis… y esa, es la mejor tarjeta de presentación que un chico como tú, pueda tener en la vida...
Ellos son tus guías y maestros. Su papel de orientadores no se desdibujará jamás. Convertidos en compañeros de un viaje que te llevará a la odisea de vivir tu propia historia, sabiamente te contarán sus experiencias con la finalidad de que guardes en un bolsillo llamado “por si acaso”, sus consejos. Te darán herramientas y tú aprenderás su uso con el libro de instrucciones que se recoge en la ventanilla de las oportunidades junto al manual del “ensayo y error” que va de la mano de la experiencia…
Andarás caminos que te lleven a realizarte como el hombre que estas destinado a ser. Defenderás tus ideales, construirás puentes que te acerquen a ellos, tendrás amigos que lucharán y se revelaran por las mismas causas que tú, tendrás amores, de esos que te erizan la piel y se graban en un alma joven para hacerle entender que lo mejor, siempre está por venir y que la aventura más apasionante es aquella que se disfruta mientras sucede…
Y esa aventura es la vida, la tuya mi querido Samuel…
Te quiere, la tía
Esther Mendoza.
        

MATICES...

Existen  hilos rojos invisibles que conectan con el alma de otro ser para recordarle que no está sola.

MATICES…
 
Quizás el tiempo no signifique nada, quizás, sean los instantes los que hablan del valor de una relación cargada de afectos y de momentos que embellecen con caricias los fotogramas de una vida…

 
Y tú, estabas ahí..., aparecías por las aristas de los capítulos que cuentan historias, la nuestra…, mi querido amigo…

 
Tal vez, y digo sólo tal vez, que pudiera ser que en algún momento nos cogiéramos de la mano para saltar  al vacío con el compromiso de encontrarnos aquí abajo…
 

Y sucedió qué, de niños, nos dimos cita  en la metáfora de un embarcadero con promesas de vivir aventuras que nos arrancaran sonrisas al evocar con los años, como fuimos descubiertos en aquellas travesuras…

 Nos volvimos cómplices. Solo con mirarnos leíamos aquello que no podía ser verbalizado, ni contado…
Siempre un bálsamo fueron tus palabras calmando tímidamente un dolor no confesado, entonces, en mis pupilas asomaba de puntillas la gratitud y al igual que hoy, tu sonrisa me sujetaba…

 
Recuerdo como un día, sin previo aviso,  nos perdimos de vista. Nos tocaba andar caminos como peregrinos que recorren pasillos sin bastones. Teníamos una misión, convertirnos  en las personas que estábamos destinadas a ser.
 
Nunca olvidé aquel amigo de la infancia convertido en mi sombra; un pepito grillo que supo decir con silencios lo que muchos aun narrando, no han sabido…

 Y, una mañana mientras caminaba acompañada de mis pensamientos, tropecé contigo… ¡De inmediato!, asaltó a mi memoria nuestro último encuentro; casi desdibujado por el tiempo...
 
 
Evoque una instantánea de aquella noche... La imagen de unos adolescentes que compartían la tradición de una comunidad de amigos y vecinos que celebraban por aquel entonces, la llegada de un nuevo año…
 
Ocurrió dos décadas después con instantes vestidos de matices…

 
Una coincidencia que prometió no andar más senderos llamados olvidos tras tantas estaciones de ausencias. Nos abrazamos y sin promesas, decidimos seguir lanzándonos al vacío de nuevas vivencias con titulares que hablaran ¡solo!, de reencuentros…
 
Quédate a mi lado amigo, acariciando las cicatrices que un día libre en mi guerra particular, esa.., que me ha convertido en  la mujer que de niño vaticinaste que algún día sería…

 
 Feliz cumpleaños mi querido Juan José Álvarez. Confío en que la vida te dé la oportunidad de apagar muchas velas de felicidad en todos y cada uno de tus días… te quiero.
 
Esther Mendoza.
 

martes, 13 de mayo de 2014

MAÑANA, SERÁ ESE DÍA...

"Un lugar donde se dan cita las tinieblas..."
  
 
… El bullicio de la calle le producía vértigo obligándole a huir del gentío. Tropezó con otra mirada y, al hacerlo, en la brevedad de unos segundos apareció en las pupilas del extraño viandante una historia que tímidamente se colocó de puntillas en sus pupilas. Al terminar de cruzar la vía, esos instantes  dejaron huellas en la memoria junto a un fugaz pensamiento al evocar a un cómplice de segundos compartidos…
Quería que la ciudad desapareciera poco a poco de su perspectiva, aquellos transeúntes anónimos asfixiaban su intención de una invisibilidad imposible. Su  soledad tenía rostros que disfrazaban tanto la verdad como la mentira. No siempre el ruido de la multitud le acompañaba, ni el silencio de una casa vacía cubría con su manto el frío que le aislaba de sí mismo, entonces, surgía la misma pregunta una y otra vez… ¿Dónde está ese lugar que no me haga sentir forastero en mi propia piel?
Sabía que la respuesta se encontraba en el viaje que le obligaba a subir y bajar sus propias colinas con el peso de sus pensamientos, con el óxido de una convicción, con bastones desgastados por andar senderos equivocados y, con aquellos actos de fe decretados por un ego que no quería abandonar su condición de protagonista…
Y mientras los caminos se cubrían con la niebla del desafío, deseaba que un rayo de luz atravesara la gruesa capa de la impavidez que le arrollaba.
Sentado en el borde de la esperanza ansiaba la desaparición de la incertidumbre; eso que él llamaba imprevistos  y le llevaba a arropar premisas que no se cumplirían jamás, salvo que asumiera un reto pospuesto…
 Entretanto, abrazaba la melancolía de un epígrafe dictado por la presunción. La vida es una irónica mezcla de injusticias y decepciones. Justificaciones que llevaban etiquetas de primera o segunda clase con falsas creencias. En definitiva, seguiría postergando una batalla que abanderaba una frase sin fecha en el calendario...

“Mañana, será ese día…”.  
Esther Mendoza.
 
 
 

 


martes, 6 de mayo de 2014

Y ME SENTÉ A OBSERVAR EL MUNDO...




Desde la altura de mis miedos, tu imagen se difumina en las esquinas de mi recuerdo...
 
[...]...Tal vez debí decirte que aunque ya no te amaba, me quedaba a tu lado porque temía a la soledad y al silencio de un hogar vacío, ausente de rostros y aromas que contaban historias, la tuya y la mía…

Pude haberte confesado todos esos sentimientos que durante años secretamente guardé pero, mi dependencia a la rutina abortó esa posibilidad. Era más fácil, en la clandestinidad de mis pensamientos, engordar mi lista de "¿Y, si….?" que tomar la decisión de ser la primera en abandonar un navío que prometí timonear a tu lado…
 
Un día desperté y no estabas… Dejaste una nota con un epígrafe que decía:

"El precio de ser fiel a una mentira, aniquila las oportunidades y asfixia nuestros particulares retazos de felicidad…"
 
A partir de entonces, le di brillo a mi coraza, llené mi casa con ruidos que venían de fuera y me senté a observar el mundo… [...]

Esther Mendoza.