“Donde habitan los silencios”
Un lugar para refugiarse del mundanal ruido, colocando entre renglones, los tan valiosos silencios, necesarios éstos para narrar historias...
Las cosas importantes no tienen formas, se transforma en un puente de generosidad ilimitada
Esther Mendoza.
Las cosas importantes
no son cosas. Son aquellas que se filtran en lo cotidiano, en tu historia,
consiguiendo un objetivo; sorprenderte mientras vives…
Ellas llegan por
millones de vías. Una voz al otro lado del teléfono qué, pide la aniquilación de
los silencios que separan y llevan al olvido. Unos brazos que se extiende
auxiliando a un alma cuando en un grito sordo, pide ayuda con un ¡abrázame!... Un
amor que premia al otro con su presencia cuando no se le ha llamado..., y, dentro
de las otras cosas importantes, está el protagonismo del amigo que no juzga, más bien,
arropa a la tristeza y brinda al desencuentro una nueva oportunidad..
La vida, es ese reloj
de arena que nos recuerda la importancia de los instantes de nuestra historia…son
fragmentos de capítulos que nos hablan de la brevedad del tiempo y de aquellas
cosas que realmente tienen que suceder…
Las cosas importantes,
nos llegan a modo de susurro obligándonos a permanecer estáticos, en sigilo, a veces, en
medio de una tormenta de arena que golpea cada centímetro de nuestra piel colándose
por los poros, alojándose en el torbellino de una mente en ebullición sin tregua
qué, ¡insiste!..., en convencernos de aquello que no aceptamos, de aquello que ¡jamás!...,
de forma voluntaria seremos…
Por que las cosas importantes, están
presentes en aromas que nos recuerdan que somos amados y abrazados por un
jardiner@ fiel... que cuida con ternura, los pétalos del dolor y limpia
las espinas de la decepción para luego, recordarnos el privilegio de nuestra condición de mortal, pues ella, nos ha llevado a la aventura mas difícil; vencer los espejismos que impiden librar nuestras propias batallas.
Las cosas importantes,
sólo tienen un modo y un destino, llegar a nosotros en forma de volutas de
felicidad ganando, y desbancando, a aquellas otras que tratan de usurpar su lugar
con fantasmagóricos presagios. Digamos, que son presentes casi imperceptibles. Se encuentran cerca de ti
rozando tu mejilla cuando caes en la vigilia…
Realmente, las cosas
importantes no son cosas, es la brisa que entra por las rendijas de una vida…
… Somos tú, y yo…
Esther Mendoza.
"Las cosas que realmente importan, llegan de puntillas y se alojan en el alma arrancándote una sonrisa.."
Hoy, en este espacio
virtual, quiero compartir con todos ustedes un trocito de mi vida; parte del
puzle de mi infancia. Tal vez, el motivo de hacerlo, parte de una larga charla
con una buena amiga que llegó a dudar de su propia luz…
Cuando era pequeña, no
superaba los doce o trece años, solía llegar a casa algo triste, con un ánimo alicaído…,
No todo lo que sucedía a mí alrededor, era capaz de comprenderlo. Las madres,
son esas “señoras sabias” que tienen soluciones para todo. Ellas, nos ponen
paños calientes ¡donde parece que nunca habrá cura!..., y, sus palabras…, dan
respuesta a aquellas cuestiones no fáciles de despejar, cuando se es tan joven.
Un día, de regreso del
colegio y algo entrada la noche, le pregunté el porqué, las niñas se
enfrentaban y a la vez rivalizaban con aquellas cosas que yo entendía como
innatas y naturales propias de cada una. Siempre una reacción molesta por parte de ellas, terminaba en agridulces enfrentamientos. Yo
pensaba, que aquellas cualidades, habilidades o torpezas, venían en tu paquete
personal y eran intransferible, algo así
,como el nombre y apellido de cada una de nosotr@s.
Mi progenitora, después
de escuchar tantas veces esa queja que no me llevaba a ningún lugar, decidió
reconfortarme con un ejemplo que aniquilara ¡de una buena vez!, mi confusión
tan reiterativa. Nos dirigimos hacia el balcón y me dijo:
Observa
el cielo. ¿Que ves?
Estrellas…
¿Algunas
de ellas, están tan juntas que resulta difícil diferenciarla de la que tiene a
su lado?
No….
Todas, tienen su margen de separación…
Pues recuerda que cada una de ellas, tienen un
cometido. Todas brillan, y se sienten cómodas en ese espacio. Saben sin
necesidad de justificarse ante las otras, que tienen una misión, por lo tanto,
el enfrentamiento no existe dado que cada una cumple un objetivo. Si realmente
sabes quién eres, ningún ruido alrededor te hará dudar de tu lugar en el mundo…
A mi madre, por dejarme
el único legado que merece la pena conservar. El respeto por aquello que somos y las
herramientas para encerrar a la siempre inoportuna "duda"…
"Nuestros tesoros no confesados, toman realidad cuando empezamos a creer en ellos..."
Esther Mendoza.
Mi carta va dirigida a
esos reyes magos en los que todos, o al menos la mayoría, necesitamos creer. De niños, no pegábamos ojo
la noche del cinco de enero creyendo qué, ellos, eran el último cohete que al
explotar, convertía en realidad aquellos pequeños deseos que a lo largo de trescientos
sesenta y cinco días, almacenábamos en nuestra lista de casi imposibles.
En la soledad de una
madrugada desoladora, recuerdo como mi carta del año pasado la escribí en un
frio banco de hospital mientras mi hija, estaba siendo atendida… En esta ocasión, el
escenario no varía mucho; desalentadora es la emoción que me acompaña en una
velada donde el silencio del lugar, no ayuda a cambiar el ánimo. Busco entre
los renglones de esta misiva, la fugaz creencia que la quimera de un deseo
satisfaga a mi parte infante, aniquilando a la utopía y, convirtiendo en
realidad, los sueños perdidos de una niña qué, ya adulta, espera le sean
concedidos…
La lista de mis
imposibles no es extensa. Se ha convertido en un reducto de ilusiones en forma
de islote que espera que un navío de certezas, pueble el lugar desafiando los
aparentes imposibles que con amor y generosidad, serán derrotados…
Cada mañana al
despertar, lo primero que hago es dar gracias a Dios o al universo, (para mí
tiene el mismo significado) por estar viva. Luego, aspiro a sentirme así de
agradecida ante e cometido casi auto impuesto de reescribir las páginas en
blanco que ese día me ofrece y, frente a una taza de cacao, me hago el firme
propósito de poner en movimiento el mecanismo de la ilusión para que las
barreras que esperan fueran, en algún momento se conviertan en frágiles
cortinas de humo…
Mi carta de peticiones…
Mis queridos Magos de Oriente:
Sé, que la realidad
social que azota al mundo, se ha adueñado de la ilusión de tod@s exiliando la
esperanza a un gélido rincón del alma. Cuando no eres capaz de dejar
la preocupación constante encerrada en el sótano de los pensamientos radioactivos,
aniquilas sin querer los hermosos y escasos regalos tardíos que la vida te
concede. También, sumo a esta lista, la eliminación del vacío que embarga con
desaliento los instantes nacido de agridulces desencuentros, ellos surgen de la soberbia de un pilar que intoxica la parte más noble del ser
arrasando cualquier vestigio de felicidad…
Yo, y tú… Tú y yo… tenemos la obligación de atrapar entre los dedos, coyunturas que
llegan en retrasados vagones de vivencias que efímeramente, nos llena el corazón
con el leve roce de una piel,la
intrépida sonrisa que ha desbancado un rictus amargo, la conquista de un espíritu
moribundo que renace en unas fechas que hoy, están llegando a su ocaso, la entrega incondicional que no deja enfriar la pasión de sujetar unas manos que han olvidado para qué, han sido creadas.
Frente a un folio en
blanco, me pregunto a que nos esclavizamos. La reflexión me lleva a
enumerar a sus protagonistas. Al miedo, que se cree dueño del tiempo, nuestro tiempo, al abandono que cree ser el
tutor de tu mente, a la soledad, que amenaza con invadir tu alma, a las
palabras que como dardos envenenados, lanzamos a aquellos que menos se lo
merecen, al desamor que nos infringimos que cruelmente comulga con la teoría de que
hacerlo, es sinónimo de egoísmo…
Mi carta de peticiones,
este año va a la sección del crecimiento personal y de la absolución a los
errores.
Un coche no me haría más
feliz, aunque me hace falta, tener más dinero aliviaría mis noches en velas
pero, no disiparía la tristeza, conquistar el mundo, no es una meta, antes tengo
que conquistarme a mí misma… ¿una vida segura?, un inviable, perdería emoción el viaje... La mejor morada es
aquella donde te recibe el calor de un sentimiento leal y franco al tiempo, que te abraza la tolerancia y el respeto.
Mañana cuando abra los
ojos y corra a mi árbol de navidad, espero encontrar la caja de madera que
durante mi niñez fue mi cofre de los tesoros… allí, espero encontrar todo lo
que necesito para mis próximos doce meses... amar mejor, sumar paciencia, ver más allá de lo que mi
imaginación pretende, y, sobre todo, no perder la fe en aquellos y aquello que
creemos perdido… "Aún, es siempre todavía". (cita de Antonio Sauret).
Feliz día de Reyes a
tod@s...
Esther Mendoza.
"La navidad es una actitud, no una fecha en el calendario.."