lunes, 22 de diciembre de 2014

LOS OLVIDADOS, UNOS NÓMADAS SIN OPORTUNIDADES.

Eternos niños sujetos al azar  de los que tienen potestad para decidir el futuro de otros…


La poca luz de la habitación, trae a mi memoria un vagón de recuerdos que me arrancan sonrisas, termino con un rictus de tristeza que amenaza con permanecer más tiempo del deseado...

Oigo villancicos en la casa del vecino y, casi, me animo a ir al cuarto de estudio a poner los míos; una colección de las mejores recopilaciones de voces americanas de los 40’ y 50’me esperan. Sin embargo, mi cansancio gana dejándome inmóvil para viajar a ese rincón rememorando escenas que algunas navidades atrás, viví con mi familia.

De ésto hace ya algunas décadas. Cerca de la casa donde pasé mi infancia, hoy convertido en un espacio de múltiples edificios, existía un escampado donde pastores, burros, caballos, camellos y perros, eran los dueños del lugar, un reducto privilegiado para cuantos quisieron hacer suyo aquel enclave natural.

Solía salir a pasear con mis padres y hermanos por aquellos parajes al caer el sol, aquel día, se dieron cuenta mientras mis hermanos y yo jugábamos al escondite, que teníamos nuevos vecinos; un carromato de gitanos había acampado debajo de un enorme pino.Trataban de hacer fuego, en ese tiempo la normativa forestal no era tal estricta y los campistas tenían cierta libertad de movimiento.

Sucedió un veinticuatro de diciembre, como era costumbre, todo quedaba preparado con antelación, y, antes de la cena familiar, dábamos un largo paseo por el campo. Mi madre preparó algo de comida para los nuevos visitantes, me sentía expectante ante tal acontecimiento que, con los años, se convertiría en acciones habituales de mi familia. Unas papas guisadas con ajo salteado y habichuelas, carne frita del menú festivo, algunas naranjas y el postre favorito de mi padre elaborado por él mismo, (frangollo), componía el festín para aquellos extraños.  Entonces, mamá me miro y me dijo, hija, vamos a llevarle a esa familia algo de cenar, es nochebuena”.

Me temblaban las piernas, mi madre era tan osada, nunca vi ningún atisbo de duda o miedo en sus ojos y, cuando me percibía aterrada por algo, me sonreía y me decía: mi querida niña, no olvides que el miedo es un fantasma al que le das forma y los fantasma no existe, por lo tanto, el miedo solo es una posibilidad con demasiado valor.  

De camino al carromato pensaba que todos los niños teníamos una ¡súper mama!, pues ellas nunca tenían temor y sabían lo que hacían. Yo debía ser muy valiente pues me permitió que la acompañase en lugar de mi hermano mayor.

Una señora con grandes caderas y numerosas pulseras ruidosas, nos recibió con una gran sonrisa. Pude apreciar que sus paletas brillaban de una forma distinta a la de los demás, entonces, tiré de la falda de mi madre y le dije; “¡mamá!..., éstas personas no necesitan comida, ¡son ricas!, - y, susurré.- sus dientes son de oro” De pronto, aquellas dos mujeres soltaron una sonora carcajada y me miraron como si hubiera dicho la cosas más graciosa del mundo. Debió ser así, pues mi mamá, se limpió una lagrima con la punta de la rebeca. En aquel momento no entendí nada. Aún años después, me sonrío al recordar el valor que tiene la inocencia.

Cuando nos disponíamos a regresar, la corpulenta mujer nos gritó  para ofrecernos a uno de sus numerosos hijos, empecé a dar saltos de alegría pidiéndole a mi progenitora que lo permitiera, pues así, aquella niña elegida entre el resto de sus hermanos, podría convertirse en esa hermana que no tenía. La cara de mamá cambio de color y trató, tras darle las gracias a la buena señora, de explicarme las razones por la que no, podía acceder a dicha petición; francamente, me costaba entender porque un señor juez tenía que decidir o que un policía, pudiera arrestar a mamá por secuestro, si solo se trataba de agrandar la familia y darle a aquella niña un hogar sin ruedas. ¡Pues no señor!, no comprendía nada...

De camino a casa y tras unos minutos de silencio, pregunte si aquella familia era pobre, el por qué no tenían una casa como nosotros y si eran felices y además, si sabía cuántas personas vivían en la calle.

-          Te contestaré por parte. Ésta familia no se considera pobre, son personas que tienen una forma de vida y su casa es un carromato, son nómadas y para ellos la pobreza es una actitud, no una elección.

-          Y, ¿por qué  querían darnos a uno de sus hijos si no son pobres?

-          …. Quizás, por  darle una oportunidad distinta a la que ellos han elegido. Y, sí, siempre habrá alguien que por alguna razón no tiene un hogar, pero gracias a Dios, son pocas las personas que tienen esa circunstancias.

Recuerdo que no articulé una sola palabra el resto del  trayecto. Al llegar me senté al lado de una vieja estufa y me sentí feliz de estar en casa con mis dos hermanos y mi padre, al que como entonces, cada navidad ayudo a cortar el turrón.

Hoy, nuestra sociedad está habitada por nómadas olvidados, ciudadanos sin oportunidades a los que se les han arrebatado algo más que un plato de comida y un techo, se les ha secuestrado la opción de sentirse en cuenta, escuchados, personas con derechos, los mismos que duermen en el fondo del cajón de la prioridad donde la esperanza ha sido sustituida por el olvido…  

La duda ante la desaparición de una larga lista de exilio involuntario de hombres y mujeres atrapados por un sistema obsoleto me llevará un poco mas de tiempo. Para esos donde una vieja estufa no resulte un premio aniquilado por la mala gestión de unos pocos…, o muchos...  

Me pregunto, cuánto vale limpiar una mala conciencia…en el caso de que haya muestra de remordimiento por parte de quien corresponda…

En casa me enseñaron que la navidad es una actitud que se debe tener todo el año, que lo que la diferencia de los festivos días de diciembre, no es más que el valor material que se les da a unos presentes, algunos gestos altruistas y elocuentes promesas de aquellos que buscan votos…

Me sigo cuestionando si seremos capaces de entender el verdadero significado de éstos días, que no es otra cosa qué, alargar en el tiempo nuestra generosidad, multiplicar con hechos, sinceras  propuestas a la que le preocupen menos el número de adeptos a las urnas, realzando así, el sentido que tiene sujetar con fuerza a los más desprotegido todos los días del año…

Y continuaré preguntándome por qué, este deseo no deja de ser una quimera… Tal vez, la respuesta la tengan aquellos que hablan más y hacen menos…

Esther Mendoza.


lunes, 8 de diciembre de 2014

LAS ALAMBRADAS DE UNA VIDA...

Las alambradas particulares de cada uno, delimitan la realidad o utopía de una posibilidad.


Muchos pasan parte de su vida mirando por la ventana de las oportunidades y, en el quicio de la ventana, los deseos negocian con las posibilidades. Las alambradas particulares delimitan la realidad o utopía de una posibilidad.

Un día, el azar o los planetas alineados deciden premiar al candidat@ que tras mucho tiempo de espera y relativa constancia, recibe su recompensa.
Conscientes de que los años conllevan una mochila que se agranda con los obstáculos que vamos salvando, en el camino y junto a las reminiscencias de las decepciones, donde fracasos y frustraciones aúnan fuerzas, se adjunta el tan temido seguro de desconfianza.  En ocasiones, es bien entendido de acuerdo a la vida que cada uno ha llevado, sin embargo, en otras, choca con la tan anhelada tregua de dicha y felicidad.

A veces, el objetivo no consigue su fin, por más intentos realizados por materializar el deseo con tintes románticos, los recién nacidos comportamientos de cambio aún no están vacunados contra la habilidad desarrollada durante años para destruir hermosas crónicas, empañando así, capítulo de una inesperada historia…, Entonces, se rememora aquellos bocetos amarillentos de plegarias nacidas del aislamiento afectivo, de la necesidad de compartir, de sentir, de amar… repetidas imploraciones para una oportunidad tardía; las arrugas del alma bien las mereces, pero, un delirio hizo creerle valiente y merecedor  de tal honor, se olvidó de que su armadura estaba oxidada y anquilosada con medallas que otros ganaron. Condecoraciones ajenas se colaron entre los renglones de su historia y robaron su voluntad. Nuevamente, la alambrada estrechaba el cerco de su fugaz confianza.

Y, así, un día abrió los ojos secos de observar en el espejo el rostro inventado que dio forma al hombre, moldeo una usurpada personalidad e invento la mejor biografía que condecorase aquella que nunca vivió… Relegó a un cajón de la memoria la única que tenía realmente valor, la suya…

Los abismos de la mente convierten en titánicas guerras los enfrentamientos con el corazón desplazando a la retaguardia la cordura. La sinrazón napoleónica, cree llevar el mando conquistando el único campo de batalla que nadie quiere librar, la imprudencia que abandera los impulsos del desatino…

Esther Mendoza.





viernes, 7 de noviembre de 2014

¿SABRÍAS IDENTIFICAR UNA OPORTUNIDAD?

“Las oportunidades pasan a velocidad vertiginosa, pero no lo suficiente como para no detectarlas y hacernos eco de ellas...”


La vida nos da señales asombrosas como si de un semáforo en verde se tratara. Con maestría las ignoramos responsabilizando de nuestra “infelicidad” a amarillentos capítulos de nuestra infancia, sumando a éstos, contratiempos acompañados de sombras con asuntos pendientes por resolver.

A golpe de presionar un botón no desaparecen los fotogramas que condicionan nuestro equilibrio interior. Poseemos la capacidad de cambiar nuestro presente aunque, en ocasiones, nos paralicen los recuerdos saboteando la posibilidad de identificar una oportunidad...

A veces, esas mismas oportunidades se ven abortadas con una elección condicionada por nuestro pasado. Un pasado selectivo que desempeña un papel relevante en nuestro “ahora” alojándose en una vida adulta con sentimientos aún no reubicados.

La memoria es una artista extraña. Ella redibuja los colores de una vida borrando lo mediocre, conservando los trazos más hermosos y las curvas más conmovedoras según nuestros afectos, sin embargo, contadas coyunturas nos fustigan con tenebrosos recuerdos portadores de tristezas llevándonos a la tesitura de tener que retomar las riendas de nuestra razonable felicidad o invitándonos a escondernos en nuestra cueva con nocivos acompañantes.

la justificación tomando el mando, el miedo excusándose, la ira encabezando la causa y la frustración, paralizando

En definitiva, TÚ eres tu propia oportunidad

Esther Mendoza.



" CUANDO VEMOS EL ADIÓS, REPARAMOS EN SU MARAVILLOSA LUZ, ENTONCES, ROGAMOS QUE VUELVA A SUCEDER..."



jueves, 25 de septiembre de 2014

LLUVIA DE OTOÑO.

...Y, me sorprendiste como una fina lluvia en otoño...

LLUVIA DE OTOÑO…


... Y, como una lluvia de otoño, las palabras toman por sorpresa a la noche apoderándose de la poca luz natural. Se inicia la aventura de construir renglones que atrapen la atención de algún desvelado lector y, con ellas, poner en movimiento sentidos adormecidos por la modorra que produjo el día…

El otoño nos trae un caminar pausado. Un telón perfecto que cae para muchos con los vestigios de un verano y, para otros, el encuentro con una soledad que habla de añoranzas y nuevos comienzos…

Una estación que muda la vida con olores que se cuelan por las rendijas de nuestras percepciones metiéndose en la piel, llevando a rincones que apasionan, a sentir y transmitir aquellas cosas difíciles de verbalizar, en definitiva, conduce a pensamientos y deseos…

Acaso sea solo la excusa perfecta para un derroche de palabras que han aprendido a ser parte de mí, acaso, la soledad siga siendo el tema disfrazado de otoño para muchos…
Con una copa entre mis manos, miro al otoño. Desde mi ventanal observo a una pareja ausente del resto que le rodea; su abrazo, abraza a la estación recién nacida y acaso, frivolice con el resplandor anaranjado del atardecer…

Quiero envolverme en ésta nostalgia que acaricia con su luz y con sus sombras. Resquicio de un tiempo que camina hacia mis recuerdos, a los colores que invaden mi casa y al crujir de las hojas secas que pisan mis pies.

Quiero esa languidez que me subyuga al imaginarte con miradas marchitas pegadas al cristal, con lágrimas de entretiempo enredadas en recuerdos… Quiero, a la suave brisa envolviéndome en esperanza.

Las hojas empiezan a caer, la neblina rueda calle abajo distorsionando los sueños y, el entusiasmo como una lluvia de otoño, se filtra sin previo aviso conquistando a la ilusión…


Esther Mendoza.


El otoño, un andante melancólico...





miércoles, 10 de septiembre de 2014

Yo, una de ellas...

El tiempo es un testigo que nos recuerda la brevedad de lo que realmente importa.


…En la antesala de mi inminente cumple, me viene a la memoria mi once cumpleaños. Por aquel entonces y frente a una tarta de nata y café hecha con galletas María, - ¿quién no las recuerda?, aún gobiernan un lugar privilegiado en los estantes de cualquier supermercado-, mi madre buscaba mi mirada esperando encontrar una sonrisa de complicidad en su acertada elección con la base en la que pondría dos números uno. Me sentía obnubilada por aquella mesa sencilla; encabezada con la vajilla más repetida de la época, una duralex de color marrón que tanto me gustaba, llenaba de color el fondo del mantel color vainilla. Pero, lo más especial de mi día y causa del insomnio de la noche anterior, sin lugar a dudas era descubrir el trono con que cada año mi madre me sorprendía.

Durante más de cinco generaciones en mi familia materna a las niñas en su onomástica se les engalanaban su silla con flores naturales. Mi progenitora, que tan bien conocía las flores que me gustaban, las elegía con tiempo de antelación y en un perfecto orden y gama de colores, vestía mi puesto en la mesa para resaltar en el calendario la importancia de ese día diez de septiembre…

Mi vestido de cuello bebé combinaba perfectamente con las margaritas y rosas blancas de aquellos ramos recién cortados. Una pequeña y discreta tiara de mi tía abuela, reposaba sobre mi cabeza entre dos coletas rebeldes que nunca tenían la forma que yo deseaba. Las pequeñas rosas de plata envejecida por el tiempo de aquella diadema, terminaron siendo durante años, la joya más preciada que podía lucir.

Y, aunque han  pasado algunas décadas desde aquel entonces, mi silla privada de pétalos blancos y tímidas margaritas, aun reina en un rincón rodeada de millones de instantáneas almacenadas en mi memoria y en la casa que me vio crecer.

Mi madre, tías y abuela cuyo cometido entre otros era recordarme la mujer que estaba destinadas a ser, hoy no están. Cada día y en especial mis cumpleaños, recuerdo como se ponían a mi alrededor halagando lo que ellas llamaban mis dones al tiempo que me recordaban, aquello que siendo menos afortunado, debía mejorar….

Todas y cada una de esas maravillosas mujeres conformaran esos lazos invisible que me recordaran siempre lo afortunada que he sido por nacer y crecer entre ellas; féminas que supieron hacerse así misma desde la creencia de una identidad, la de ser mujer por encima de todo.

A mi madre y a cuantas mujeres me han vestido de experiencias, gracias…


Esther Mendoza. 




viernes, 25 de julio de 2014

EL AMOR, COMO LAS MARAVILLOSAS COMPOSICIONES, SE CONSTRUYE...

Está amaneciendo, lo sé porque ahora tengo más frío que antes…


... Las palabras, como las intenciones, vienen enredadas en ocasiones más por un deseo de conquista, que por el hecho en sí de enamorar  a “ese alguien”. La verdadera conquista que enamora y perdura, surge desde la admiración, los espacios, las esperas, la generosidad que acompañan los actos, las promesas no hechas; éstas no hacen falta, sabes que esa persona estará a pesar de los tropiezos, los mensajes borrosos, las pruebas del otro…

La disparidad de opiniones es un examen  a juicio por el que todos pasamos y ahí, sabemos cuánto de maduro es el amor entre dos. Si uno le dice al otro qué no le gusta de ell@ y recibe un contra ataque, es inviable un diálogo, por otra parte, si se observa fuera de la emoción la exposición del otro, seguramente seguirán construyéndose puentes que sumen al restar protagonismo al tan temeroso orgullo que no lidia con la crítica bien entendida. 

No es fácil encontrar a alguien que se tumbe a tu lado hasta que reúnas las fuerzas para levantarte y seguir adelante…

Tod@s recibimos y damos, pero también, elegimos si queremos quedarnos en una relación donde no se nos ve, donde una etiqueta nos define sin acercarse por asomo a lo que realmente somos. La mayoría de las veces mal queremos, porque amar, no entiende de error ni enfrentamientos.

Si un día te enamoraste de lo que soy, ¿por qué lo que soy, levanta muros infranqueables para quedarte?

Muchas personas se quedan en la antesala de aquello que cree amar o anhela conquistar. Pasar al fondo requiere sabiduría, paciencia, tolerancia y un alto grado de conocimiento de uno mismo. El mal entendido “amor propio”, nos suele jugar malas pasadas haciéndonos creer que “somos infalibles”, que los años y las experiencias nos dan el pasaporte para entrar como un Miura en la vida de esa persona y hacer todo el ruido posible, creyendo saber orquestar nuestros deseos. Entonces, resulta que la música que interpretamos no está en sintonía con la de la otra persona dado que, algunas notas, no han sido actualizadas; ello desafina la oportunidad de una excelente obra…


El amor, como las maravillosas composiciones, se construye…


Esther Mendoza.


miércoles, 23 de julio de 2014

"NUNCA LE DIJO QUE ELLA, AMANECERÍA EN OTRO LUGAR...

Él fue para ella, la historia que susurro aquella canción… 

Le gustaba dar largos paseos antes de que pusieran las alfombras en la calle para el resto de los mortales. Recibir el aire fresco que la despejara del insomnio de sus largas noches, era con diferencia su fármaco más ansiado. Comprobó, cómo los primeros transeúntes corrían por el paso de peatones temiendo ser pillados en un cambio de semáforo y, contados deportistas, despertaban sus músculos con carreras matinales. Sin duda alguna, el fotograma favorito de la mañana, era observar a algún mayor charlando con el amigo de las primeras luces, quizás, rememorando un pasado para ellos no tan remoto. Se dio cuenta de que ésos asiduos viandantes, terminarían formando parte de su historia.

Subió el cuello del abrigo, la brisa se empeñaba en estamparle su sello en el rostro. Sus frías manos buscaron refugio en sus bolsillos. Notó como sus dedos tocaban algo, un trozo de papel parecía al tacto, ¡No pudo evitar la inesperada cascada salada que brotó de sus ojos! al descubrir algo que tenía borrado en su memoria…, una cinta de dos colores envuelta en una hoja; aún conservaba el perfume masculino, un perfume que emborrachó las palabras escritas cómplice de un instante inmortalizado entre los bordes rotos de aquel fino papel

A lo lejos se oía una melodía. Inevitablemente ¡saltó! a su mente una hilera de imágenes con sensaciones que trajeron aromas y sentimientos. Aquella canción que salía del callejón, ¡esa misma canción!, fue la primera de ¡muchas! que bailaron en una madrugada ebrios de pasión en medio de una callejuela cuyos adoquines, atentaron contra uno de sus tacones haciéndola caer entre los brazos de aquel casi desconocido… Una alineación planetaria, consiguió que se perdiera en el roce de sus mejillas y ahí, justo ahí..., quedara pegada a él acompañados de fondo por aquel saxofón… 

El color de esa noche cambió la velada. Tembló, no de frío, sus movimientos eran lentos, entrecortados y, entonces, ella supo que él, era distinto...

Un laberinto de emociones se adueñó de su cuerpo envolviéndola en recuerdos que la llevaron a un solo pensamiento; “necesitaba saber más de él…” Le imaginó, le sintió…Lamentó no haberle dicho que ella amanecería en otro lugar… Sin embargo, el tiempo le ratificó lo que sintió en un cruce de pupilas, él, sería el único que la hiciera caminar a tres centímetros del suelo…

Aquél hombre fue para ella, la historia que susurro aquella canción…


Esther Mendoza.




martes, 22 de julio de 2014

EN ALGÚN LUGAR DEL TIEMPO...



NADA PUEDE ASUSTAR MÁS, QUE RENUNCIAR A UN SUEÑO...

En el borde de mis pensamientos me senté para observarte desde la memoria de un instante… Entonces, me di cuenta de cómo las agujas del reloj no marcaban los segundos, ni las horas; así, los días, los meses y los años, quedaban congelados en un deseo suspendido en un "quizás" que negociara con el calendario y en un "posiblemente", conciliador con el corazón. El amor suspendido en el aire, dio tregua a la impaciencia, bañó de caricias el alma y unió hilos invisibles…

Esther Mendoza.






sábado, 19 de julio de 2014

MIS SUEÑOS VIAJAN EN UNA MALETA...




Me acerqué al bullicio de una estación, compré un billete a cualquier parte y viaje con mi maleta repleta de sueños…

Te confieso que hay momentos en donde desearía correr y alzar el vuelo en un impulso atrevido sin preguntas ni respuestas, tan solo, salir al encuentro de un sueño que late, que vive y anhela tener su tiempo…

Temes que no regrese, más te digo que las huidas no tienen retorno… sin embargo, quisiera tachar de mi lista de "pendientes" asignaturas que no quiero dejar para otra vida, para otro momento mientras veo pasar el tiempo inexorablemente recordándome la brevedad de los instantes y lo efímero de las oportunidades…

Quien ama generosamente entenderá sus silencios y las escasas palabras que salen de su boca; solo quien duda creerá ver tenebrosos titulares en una mente revoltosa...

Los años me han enseñado que nuestra existencia resulta ser un corto paseo con caminos que llevan por senderos ávidos de ser abonados; todos y cada uno de ellos, ansían sueños que afloren en realidades. El tiempo da frutos llamados vivencias y son precisamente esos frutos los que merecen ser llevados a otra vida, si la hubiera...

Las experiencias son las únicas protagonistas de cada historia personal con capítulos subrayados por acontecimientos que llenan los recovecos del alma, al tiempo que, inundan el corazón, en ocasiones con múltiples tiritas, y en otras, tatúan con agradecimientos, a cuantos sumaron y restaron en un "ahora". En cualquier caso, bien merece la pena salir al encuentro de "nuestro milagro", ese, que hable de nuestra fe en él...

Esther Mendoza.


Cierra los ojos y entenderás la brevedad del todo y lo efímero de un deseo...


domingo, 6 de julio de 2014

Aprendí...

MIS ALAS SE DOBLAN, MAS NUNCA SE PARTEN Y AL TIEMPO  DESAFÍAN CON CADA UNA DE SUS TORMENTAS...


Me tocó aprender después de muchas caídas, que al levantarme era más fuerte importándome menos exponer mi vulnerabilidad. Terminé aceptando en mi lista de ensayo y error, las causas que inclinaron mis rodillas…  

Que los amores llegan de forma inesperada, aunque en ocasiones, los busquemos en los pasillos de la esperanza. Y, que de la misma manera que vienen, muchos de ellos se alejan dando paso a la incomprensión por una discrepancia mal entendida, en definitiva, por razones que no siempre son bienvenidas.…

Me toco aprender que existe una clase de amigos que tuvieron un tiempo para secar tus lágrimas, ofrecer su hombro a tu dolor, pero que un buen día sin previo aviso, eligen otra ruta cambiando la etiqueta de incondicional por la de "amigos pasajeros..." Acepté que llegan otros, se sienta a tu lado y llenan parte de aquel vacío.  
   
 Me toco aprender una diferencia que fácilmente lleva a errores, promesa y arrepentimiento pierden valor cuando se es reincidente rompiendo la palabra y que los impulsos restan tantas veces, como oportunidad tengan de repetirse.

Me toco aprender que con cada amanecer llegan posibilidades que muchas veces rechazamos por ser fiel a la zona de confort. Es más fácil quedarse ahí, que perseverar en ser mejor, apostar por los sueños, atraparlos, aliarse con la voluntad, ser más auténticos, más honestos con uno mismo…

Me toco aprender que el orgullo tiene más experiencia que la humildad. Su inteligencia y estrategia, en ocasiones se presenta como la mejor cualidad, entonces, nos pone a prueba obteniendo como resultado un osado empoderamiento. Él, sacará su mejor arma arrojando en frases y acciones, dardos elegantemente aleccionados que te derrumbarán…

Me toco aprender que no sabemos lo suficiente de aquellos cuyos rostros nunca muestran un gesto distinto, una emoción quebradiza que les conviertan en mortales comunes, alumnos de un curso donde la asignatura más repetida es la deslealtad y cuya nota máxima es la fidelidad...

Hoy, me toco aprender que ¡todo cuanto nos pasa!, que todo cuanto conocemos, que aquellos que entran, se quedan o sencillamente salen de nuestras vidas, son imprescindibles para trazar la ruta de nuestro destino…

Pero, lo que mejor he aprendido, es que hay que ser primero náufragos para timonear las tormentas inesperadas. Somos nuestra propia brújula y las decisiones tomadas, delinean el mapa de una vida… 


Esther Mendoza.




jueves, 26 de junio de 2014

"Acompañados por una vieja rockola..."

Acompañados por una vieja rockola, pusimos banda sonora a nuestros besos..


… Siempre que podían, se buscaban en el mismo lugar y a la misma hora. ¡Siempre ese hormigueo  en el estómago!¡Millones! de mariposas corrían tras las agujas del reloj para perderse en él, entre sus brazos…

 
No quería mirar para detrás. Sin preguntas, se entregaba  a una aventura que le ponía alas a su imaginación anquilosada por la monotonía de su vida conyugal. Que corto les resultaba el tiempo…

 
En la tregua de esos día entre realidad y oportunidad, entregaron en fragmentos de momentos ese amor extraño que atravesaba lo rutinario dejando escapar lentamente deseos en trocitos de papel cuyo destino, aguardaba en los bolsillos de la chaqueta de aquel hombre. Él, para ella, resultó un refugio temporal donde calmar los síntomas de la costumbre de una elección. Aquellos pedazos escritos, tenían la misión de acompañar a ese cómplice enamorado de regreso a su hogar; el perfume femenino impregnó sus bordes escoltando una atracción secreta con palabras que dormirían en un lugar frío y solitario. Allí, en su otra morada.
 
De regreso a casa, su delicado y casi silencioso taconeo musitaba en el suelo empedrado la canción que sonaba en una vieja rockola. Como la protagonista de esa melodía, cuidaba una aventura con fecha en el calendario. Sus pensamientos evocaban junto a una pícara sonrisa, numerosos trocitos de papel cuyas aristas rasgadas, flanqueaban los trazos de un frenesí que embargaba su presente, casi todos sus pensamientos. Imaginarle era una locura, de esas que se hacen realidad a la vuelta de una calle con frases inmortalizadas en citas que tanto y tan bien les hacían en las esquinas prohibidas donde se amaban…
 
Hoy, cuando abrió sus ojos,  deseó encontrar su sonrisa cerca, muy cerca de ella…

 
Esther Mendoza.
 
 

lunes, 23 de junio de 2014

¿Y si..., soñamos con los ojos abiertos...?


… Él parecía extrañamente atraído por aquella mujer. Enamorado a destiempo, pero enamorado al fin y al cabo…

... Así, a destiempo, se sentía enamorado de aquella mujer, pero enamorado al fin y al cabo...
 
Y aunque le fascinaría estar despierto a su lado, lo que menos le atraía era el resultado de sus actos, ¡pocos lo entenderían!. Posiblemente, les criticarían.  Algo comprensible ante la ceguera de una historia tan secretamente común y emocionante. Tal vez, dañarían a otros incapaces de verles con sus mismos ojos. Deseosos de vivir aventuras truncada por el repetido y poco afortunado  destiempo, arriesgaron a tachar de sus lista de "pendientes" aquel sentimiento.

Ansiaban correr como adolescentes enamorados. Para él, esconderse en algún callejón o portal a oscuras y dejar morir sus labios en los de ella, esa, era su más ferviente veneración..., para ella, perderse entre sus brazos era su mejor tentación.
Hoy, como adulto, sentía el deseo de poseerla; un instinto que se adueñaba de su voluntad llevándoles con vehemencia al delirio de desear congelar esas horas, ese tiempo, con una codiciada cita en un calendario visible solo para ellos…
Prefería en la intimidad de sus noches soñarla…, ¡imaginarla a su lado de esa manera confesada!; eso sí, pero presos de una pasión que los volvían locos…
Ahora, nadie les mira, nadie opina, a nadie ofenden… ¿Entiendes porque me gusta soñarte? Esos sueños me dan libertad y no temo desnudarme para ti… ¿Y, sabes que es aquello que no me gusta?
Despertarme y ver que tú no estás..., por cuestiones de tiempo…
Esther Mendoza.
  
¿Entiendes ahora, porque me gusta soñarte...?
 

domingo, 22 de junio de 2014

Aquel beso...

Él fue el artífice de la mejor melodía por ella escuchada...



…Existió…. Ese beso sucedió, aunque ella quisiera esconderlo en un rincón de su memoria. Él y solo él, era el artífice de hacerla sentir de aquella manera…, tan distinta.., tan profundamente apasionada…

Ese beso que ella negó y que él decía que existió, fue el mejor guion de sus noches en blanco, sus somnolientas mañanas, su compás de espera entre autobús y autobús, en la monotonía de sus horas, entre los cafés y asuntos pendientes de una rutina…
Ella, por momentos prefería creer que nunca lo dio, y él, la tranquilizaba diciéndole que fue un beso perdido entre las costuras de un deseo, el suyo…

En aquel beso se escondieron millones de secuencias difíciles de plasmar en una gran pantalla. Ningún trovador se acercaría a narrar tal magia y..., la melodía de ese fragmento de tiempo, aún no ha sido compuesta para aquel beso…

Ella sabía que esa partitura de notas cimbreantes, solo la hallaría en la comisura de su boca y en la agitación de su respiración..

Lo que ella daría por gritar que aquel beso, sucedió....

Esther Mendoza.
"Bésame mientras yo, muero lento..."

sábado, 21 de junio de 2014

"En el trapecio de mis deseos..."

"En el trapecio de mis deseos, haré un sitio para ti..."
 
 
... Mis ojos te buscan en un infinito donde las siluetas no se dibujan, las voces no llegan y los pensamientos a galope de un deseo, saltan los obstáculos de un tiempo y espacio…

 
Tiemblo sobre un trapecio sin red cuando el temor me embiste dirigiéndome a la sombra de una duda, la de no encontrarte ahí, en las dimensiones de un enorme océano de silencios… ¡De pronto!, una brisa se estampa contra mi rostro y pienso que es tu aliento dándome ánimos para seguir en este trapecio qué, en ocasiones, amenaza con dejarme caer…

 
Mis sentimientos me llevan a imaginarte cerca, tan cerca que… nuestros labios, invaden ese minúsculo espacio reservado para las almas…

 
Me estremezco tan solo con pensarte…

 
Me abrazaste y al hacerlo, los fragmentos de una vida se unieron para seguir amándote y sin dudar, saltar a un vacío donde me espera el fruto de una creencia; la de mi pasión por ti....

 
Te espero esta noche, entre las esquinas de mi sueño, allí, frenaré el ímpetu de una veneración que baila a ritmo de mi respiración…
 
Surge un deseo; detener un tiempo que está destinado a ser nuestro e ineludiblemente vaticina un reencuentro para el que se ha borrado cualquier otra opción…
 
En el trapecio de mis deseos, la red son tus brazos buscando los míos. La altura de mi amor no teme ya caer. A tu lado, cualquier final es un hermoso The End.
 
Esther Mendoza.