“Donde habitan los silencios”
Un lugar para refugiarse del mundanal ruido, colocando entre renglones, los tan valiosos silencios, necesarios éstos para narrar historias...
“La magia del amor
desaparece cuando la disfrazamos con otro sentimiento…”
¿Me quieres amor, me
quieres?
¡Sí!, para toda la
vida...
Era yo quien
preguntaba, detrás de una duda, escondiendo mis heridas mientras tú asentías…
Y, seguí preguntándote; ¿me quieres amor, me quieres? …
Así, día tras día y tú siempre
respondías; ¡sí!, para toda la vida…
En las madrugadas, la
espina se hizo amiga, y, al alba, el sol aliviaba la sospecha de una farsa…
Sin saber cómo y por
qué, un día mi voz calló y quedó dormida…
Mi alma cansada recibió
la fina lluvia de la monotonía, aniquilando así, el amor que por ti sentía, entonces, no
demandé más aquello que tanto me dolía…
Ya, en el ocaso que arrastran los años, cuando nuestros cuerpos se han convertido en crueles desconocidos y el leve roce de un
beso se ha perdido en la niebla del deseo, me miras de reojo, por debajo de tus anteojos, tras un carraspeo esperas de mí, aquella pregunta que siempre te hacia en las madrugadas y en la distancia... “amor, si me querías”…
¿Me quieres amor, me
quieres…?
Hoy me preguntas con voz
afligida, y, escondiendo la verdad debajo de la mentira, te respondo como tú a mí
me decías…
"A veces, la vida nos
sirve cartas que no nos gustan, ¡tíralas sobre el tapete de tu presente! y, apuesta por ti…
Sí, le he querido…
…. ¡A ciegas!, cruzando
entre el miedo y la pena; temblando como un barco a la deriva...
¡Sí!, le he querido… cuando
estaba y se alejaba, cuando reía o entristecía...
¡Respira!, me decía cuando
rondaba su cuerpo de puntillas, y, sin hablar, esperaba me
diera pautas para llegar a su encuentro…
Le quise, aún, cuando no entendía el porqué no me veía…
Si quererle era estar
ausente en su vida, lo estuve; cual eclipse de luna espera sediento la luz del día…
Respiré y aguanté. Quizás,
no fue entre todos el más perfecto, pero me dio el amor más profundo y breve…
Otros me amaron, pero a
ninguno quise como a él…
Tal vez, porque estando cerca le amé en la lejanía de sus
afectos cerrando los ojos al dolor…
A veces, se aproximaba tímidamente y, como una estrella en el
firmamento iluminaba las aristas de mi soledad.
Viví su amor como una
historia ajena, como una playa lejana en la que a solas, deslizaba mis pies por
su orilla buscando las caricias que en él no encontré; una humedad de sal sobre
la arena...
Le tuve entre mis
brazos, pero nunca le sentí mío; algo así como el perfume que se aleja en el
viento y, el viento, se enreda con el tiempo…
Fue lo cercano y lo
remoto, cubriendo un vacio cual vela de navío llena con el viento, y, como la
luz en un espejo roto, se fracciona sin remedio…
Otros me amaron más,
llenando ese vacío; aquél que un día frio su partida alojo en mí, como algo mío…
En la estación de mi
vida, recogí mis velas caídas y exhalé el último resquico de dolor que me dejó
su amor…
Y, en la distancia y con
el tiempo, supe que su vida esta huérfana de afectos profundos, que su dolor es
más grande y grita sin hacer ruidos, su corazón se seco, ¡tanto!, cómo laespiga qué espera ser arrancada de la árida
tierra que un día la alimentó…
…. Sin embargo, no fue
el más bello, ni el más bueno, pero sí el que más amé…
“Aun me quedan fuerzas para
abrazarte, para escucharte y acompañarte…”
Sé lo importante que soy para ti,
cada día me lo recuerdas. Cuando necesitas mi apoyo, buscas mi hombro, y, tras
un suspiro largo, compartes tus preocupaciones y alegrías. Me convertí en tu
cómplice de sueños. Participo de tu revoloteo cual cometa en dirección a ellos
y, aquí abajo, sujeto la cuerda sugiriéndote que por mucho que alces el vuelo,
nunca olvides las razones que lo propiciaron…
Hay un lazo que nos unirá siempre;
ese invisible que nos ata sin dependencia, desde la libertad que nace del amor
incondicional entre madre e hija.
“Y me das toda la ternura con tu
presencia…”
Mi querida hija, hoy ojeaba el álbum
de fotos del día de tu nacimiento. Lo recuerdo como si hubiera sido ayer, y,
aunque han pasado ya veinte años, no son lejanos los sentimientos que afloran
al rememorar ese momento… ¡un tiempo que se me ha pasado en un abrir y cerrar
de ojos!, sin embargo, cuanto encierran estos años, pocos en el calendario de
tu vida y muchos, y, gratificantes, en el mío como madre.
Realizaste en más grande anhelo de
mis entrañas; ser mamá, y, crecer a tu lado con las vicisitudes que conlleva
ambos roles. He tratado de inculcarte valores que te dignifiquen, ¡no aquellos
que los demás esperan de ti, sino tú autenticidad mostrada al mundo, tal cual
eres, con coraje, valentía e integridad...
Doy gracias por los pasos que
continuamos dando juntas, por las risas que compartimos, por el cambio de rol
en algunas ocasiones cuando te empeñas en sobreprotegerme como si de una niña
se tratara. Tengo que agradecerte tu bella y luminosa sonrisa cuando me falta
para mi, sumándole a tus innumerables gestos, el pintarme un arco iris en el
rostros con ilusiones cuando llegan esas mañanas difíciles en que cuesta
moverse y poner en práctica la fe…
Sé que tienes derecho a caer y a
levantarte tantas veces apueste por la conquista de un sueño, y, ahí, estaré
con los brazos extendidos recordándote que las caídas te hacen más fuerte y más
valiosa si eres capaz de remontarlas con nobleza y fortaleza; todo ello te
llevará a perfeccionar a la gran mujer que ya eres… …
Aun sigo aquí, cerca de ti, pensando
en las formulas correctas para aportar vivencias a tu historia y granitos a tu
felicidad.
Hoy paseábamos por la calle fría y
triste. Las noticias venían cargadas con nubarrones de desesperanzas, pero,
traté de arrancarte esa carcajada ruidosa y juvenil que siempre tienes para mí.
Todos los cambios asustan. Son viajes
cuyo equipaje debe ser ligero; hay que tener hueco para llenarla de voluntad,
confianza y aprendizaje; Sintiéndola como las pruebas de aquello que nos ocurre
en la vida como consecuencia de nuestra participación en ella.
Esfuérzate por no perder tu esencia,
potencia tu dulzura ofreciéndola a borbotones cual don te ha sido asignado; con
ella, curarás las almas enfermas de rencor y desamor… y, cuando una espina te
lastime, piensa cuanto sufre lo hermoso creyendo que no lo es. En ocasiones
algunos seres se comportan como espinas, y no son capaces de ver lo grande que
alberga en su corazón por muy recóndito que se halle…
Dicen que las almas eligen desde el
cielo a sus padres, gracias por elegirme como madre. Eres una gran maestra en
mi vida y una bendición.
“Se noble, justa y equitativa. No
juzgues, solo observa la coherencia humana entre sus palabras y acciones sin
que te dañe… ”